P. ANGEL PEÑA BENITO, OAR

El padre Ángel Peña nació el 16 de diciembre de 1943 en Grávalos (Rioja), un pequeño pueblo al norte de España. Su infancia transcurrió en Murillo del rio Leza, otro pequeño pueblo de La Rioja. Allí vivió desde los dos hasta los 11 años. A esa edad, fue recibido en el colegio apostólico de los padres agustinos recoletos de Logroño, capital de La Rioja. Allí estudió durante cuatro años, pasando al famoso convento, cuna de la lengua castellana, de San Millán de la Cogolla, en la misma región riojana. Allí estudió un año, pasando al Seminario de Salamanca, donde estudió filosofía y Teología durante siete años.

En Salamanca se ordenó sacerdote el 14 de julio de 1968. Ese mismo año, el 1 de diciembre, llegó al Perú como misionero. Estuvo cuatro años en la parroquia Santa María Magdalena de Lima. Después fue destinado al pueblo de Pimpincos, del departamento de Cajamarca, en la Sierra norte del Perú, y allí volvió unos meses a Lima antes de regresar de visita vacacional a España. Antes de regresar al Perú, fue destinado como capellán militar a Ceuta, norte de Africa, durante 15 meses. De allí, una breve estadía de 3 meses en Londres, y vuelta a Lima, a la parroquia santa Rita de Casia en Miraflores. De esta parroquia fue trasladado a la parroquia de san Antonio Abad de Arequipa y después de unos meses, fue nombrado párroco de la parroquia Nuestra Señora de Chapi de la misma ciudad donde estuvo de párroco durante 14 años. El 8 de marzo de 1995 es detinado de nuevo a Lima a la parroquia de Nuestra Señora de La Caridad, donde se encuentra en la actualidad.

Desde sus tiempos de seminarista, le gustaba la lectura y solía escribir algunos artículos en la revista del Seminario. Estando en Arequipa, en 1998, por inspiración de su ángel custodio, escribió a muchos conventos de vida contemplativa para pedir oraciones por sentirse muy mal de salud. Aquí comienza su amor especial por las religiosas contemplativas, con quienes mantiene mucha amistad y a quienes envía sus libros, que están traducidos al italiano en la Editorial Villadiseriane.

Su vocación de escritor comenzó con un librito de testimonios, que le comunicaban personalmente las religiosas contemplativas con quienes se escribía. Ahora quiere poner a disposición de todos este tesoro espiritual para que todos puedan aprovecharse y vivir más en plenitud nuestra fe católica. Todos pueden leerlos e imprimirlos. Y les recomienda que los propaguen por todo el mundo, pues estos libros son un regalo de Dios para todos.

El P. Angel Peña envía un mensaje a todos aquellos que lean sus libros:


«En primer lugar, agradecer a Jesús Eucaristía, ante quien pido luz y ayuda todos los días; a María, mi madre del alma; y a mi ángel, que es mi gran ayuda para escribir los libros. En segundo lugar, agradezco a todos mis hermanos agustinos recoletos por el tiempo que me han permitido dedicar a este ministerio de la pluma y también agradezco a mi familia y a las religiosas contemplativas con las que me escribo por su apoyo espiritual y por tantas bendiciones que Dios me ha concedido por medio de ellas.

¡Que Dios los bendiga a todos!»