P. ÁNGEL PEÑA O.A.R

APARICIONES DE MARÍA COREA DEL SUR y JAPÓN

SAN MILLÁN - 2020, ESPAÑA

 

INDICE GENERAL

Introducción
Naju (Corea del Sur) 1985
Julia Kim
Lágrimas de María
Mensajes de María
Otros mensajes
Milagros eucarísticos
Reflexión
Akita (Japón) 1973
Agnes Sasagawa
Llagas de Cristo
Su ángel
Curación de Agnes
Nuevas lágrimas
María sigue llorando
Carta Pastoral
Testimonios de fe
Nueva curación
Mensajes de María
María Corredentora
CONCLUSIÓN

 

 

 

INTRODUCCIÓN


Las apariciones de la Virgen en Naju (Corea del Sur) y de Akita (Japón) son de las más importantes del siglo XX. En estos dos lugares, no solo lloró hasta lágrimas de sangre, sino que también dio a conocer mensajes para toda la humanidad, que está en peligro de un gran castigo por la falta de fe, de oración y de penitencia.

            En Naju habla con fuerza sobre los pecados del aborto y hace sentir a Julia Kim los dolores de los niños abortados. Le dice: El control anárquico de los nacimientos destruye el carácter sagrado de la vida humana. Hay que detener por todos los medios los abortos. Hay que rezar por los padres que matan a sus hijos por el aborto y por los que los ejecutan…Muchas almas van al infierno por causa de los abortos.

            En Akita, con sus lágrimas normales y de sangre, la Virgen manifiesta su dolor, porque sus hijos los hombres no hacen caso de sus llamamientos a una vida de más oración y cercanía de Dios. El padre María Joseph Jacq reflexiona y dice: Las lágrimas son el último recurso de una madre, que ha hecho todo lo posible por amor a sus hijos. Llora para hablar con un lenguaje más elocuente que las palabras. Llora por los pecados de la humanidad y por tantos de sus hijos que van por el camino de la eterna condenación. Tratemos nosotros de secar sus lágrimas y consolar a nuestra madre.

NAJU (COREA DEL SUR) 1985
JULIA KIM

            Ella misma nos dice: Hasta la edad de 4 años, había vivido dichosa en una familia muy unida: mi padre, profesor de escuela, mi madre, mi hermanito de dos años y mi abuelo. Pero la desgracia golpeó mi familia en el curso de la guerra de Corea, que sobrevino el 25 de junio de 1950.

A la llegada de las tropas comunistas toda nuestra familia huyó. Mi padre y mi abuelo quedaron prisioneros de los comunistas. Ellos no volvieron más. Nosotros no recibimos más noticias. ¿Están vivos, muertos o han sido deportados a Corea del norte? Desde la edad de 4 años mi infancia no ha sido sino una cadena de lágrimas. Era una niña tímida, aislada, desolada, que no llegaba a encontrar su libertad y su voluntad. Todo mundo mentía; el cielo estaba oscuro, me sentía sola, errante en nuestra casa de campo, llamando a mi padre desaparecido.

Las tinieblas eran mis únicas amigas, y los sollozos el único reposo y consuelo. Cuando mi hermanito murió a la edad de tres años, yo me encontraba sola con mi madre, las dificultades y los sufrimientos no nos fueron ahorrados; partimos a habitar juntas a las Villas de Kwanjlu.
Mi madre trabajó valerosamente para permitirme seguir mis estudios secundarios que terminé a la edad de 18 años. En 1972 me casé con Julio Kim con 25 años. Hemos tenido 4 hijos.

Cuando tenía cuatro meses de embarazo de mi tercer bebé y mientras hacía las tareas del hogar llevando a mi segundo bebé en mi espalda, comencé a sangrar. Fui inmediatamente a un ginecólogo que dijo que el niño en mi vientre estaba muerto y debía extraerlo mediante cirugía. Me negué a creer que el niño estaba muerto, mientras los doctores le preguntaban a mi esposo si quería mi vida o mi muerte. Cuando me ataron a la mesa de cirugía y empezaron a intervenirme, comenzaron mis sufrimientos. Tuve una segunda cirugía siete días después. Un día después de la segunda cirugía estaba prácticamente muerta, por lo que me llevaron a un hospital más importante. Tres días después recuperé la conciencia, pero seguía en un estado desesperante. Probé muchas cosas para mejorar mi salud, pero nada funcionó. El ginecólogo dijo que podría mejorar si tenía otro bebé: después de enormes dificultades volví a quedar embarazada. El trabajo de parto empezó en el noveno mes, pero el niño no podía nacer pese a mis esfuerzos. El doctor recomendó una intervención cesárea, pero mi suegra insistió en que debía tener un parto natural. Para obedecerla continué sufriendo terribles dolores por los próximos dos meses. Mi madre ya no podía verme en ese estado, por lo que me trajo algunas medicinas de un homeopático. Tomé las medicinas y pude dar a luz al bebé en el undécimo mes de embarazo. Perdí una enorme cantidad de sangre y estuve inconsciente.

Dos semanas después mi suegra vino a mi casa y me pidió que fuera a comprar arroz. Mientras estaba regresando a mi hogar con el arroz, me encontré a mí misma sangrando nuevamente. Tremendos dolores siguieron esa noche, mientras mis pies se hinchaban. Lloré mucho mientras estaba sola. Un día, cuando el bebé tenía cuatro meses, estaba lavando ropa en un arroyo cuando de repente veo que el bebé estaba siendo arrastrado por la corriente. Me arrojé al agua y recogí al niño. De inmediato me vino una alta fiebre y terribles dolores en el vientre. El doctor dijo que era apendicitis y me envió a un hospital en Kwangju. Los análisis arrojaron que tenía inflamación en la pelvis, apendicitis, embarazo extrauterino y una alta fiebre. Estaba cercana a la muerte. Tuve deseos de ir al excusado, pero en lugar de ello me llevaron a la sala de operaciones y la cirugía empezó. Durante una semana después de la operación, yo vomitaba todo lo que comía. Las enfermeras se quejaban de que yo estaba exagerando y me pateaban en las piernas.

Luego de volver a mi hogar, los dolores se volvieron más fuertes aún. Aproximadamente un mes después de la cirugía, algo salía mezclado con sangre y pus del lugar donde habían hecho la cirugía. Rosa, mi hija mayor, lloraba sin consuelo y gritaba: mami, tus intestinos, ¿qué podemos hacer? Mami, ¿qué podemos hacer? Nos abrazamos y lloramos juntas. Descubrimos que era la gasa que los médicos se habían olvidado de quitar de mi vientre durante la cirugía. Tuve que visitar la clínica de mi pueblo todos los días. Sangre y pus siguieron brotando durante tres meses. Fui nuevamente al hospital donde me habían hecho la cirugía: los médicos dijeron que debido a la gran inflamación había que realizar otra cirugía. Me negué, porque no tenía más dinero. Continué visitando la clínica de mi pueblo, mientras los dolores continuaban. Mi salud se siguió deteriorando, mientras los dolores se volvían insoportables. Me volvieron a hospitalizar, pero era muy tarde. El doctor dijo: hicimos lo mejor que pudimos, vaya a su casa y coma una deliciosa comida. Habían encontrado un cáncer expandido por todo mi cuerpo. Cuando el doctor trató de mostrárselo a mi marido, yo me horroricé y lo detuve. Pensé que era mejor morir que dejar que mi marido viera el cáncer.

Después de escuchar la sentencia de muerte en el hospital, fui a mi casa, pero no me rendí. No quería disgustar a mi madre, que me tenía sólo a mí desde que ella tenía 27 años. Luché, pero ni siquiera me podía sentar o estar de pie. Las partes de mi cuerpo que tocaban el suelo se estaban endureciendo. Mi madre y mi marido se turnaban para hacerme masajes, pero mi cuerpo se estaba enfriando. No podía comer ni beber. Debido a problemas en mis venas no podían aplicarme inyecciones. A pesar de todo esto, ¡yo seguía viva! Algunas mujeres pertenecientes a una iglesia presbiteriana me llevaron a su templo y me trajeron nuevamente a casa varias veces, a pesar de lo cual yo deseaba ir a una iglesia católica. Un día dos mujeres presbiterianas me visitaron y consolaron. Cuando se iban, pude escuchar que una de ellas le dijo a la otra. ¡Cuánto sufre esta mujer! La vida es preciosa, pero ella ayudaría más a su familia muriendo. ¡Era lo correcto! ¿Por qué no pensé en eso antes? Preparé veneno (cianuro de potasio) y escribí siete cartas: a mi madre, marido, a mis cuatro niños, y a quien fuera a ser la próxima esposa de mi marido.

Mientras pensaba en mi padre y en la forma de llevar adelante mi plan, mi marido llegó de repente a casa, más temprano que de costumbre, y dijo: ¡Querida, vamos a una iglesia católica hoy! Fuimos a la iglesia católica de Naju, a ver al sacerdote. Yo le dije: “Padre, si Dios existe, Él es muy cruel conmigo ¿Por qué tengo que beber yo esta copa amarga?, refiriéndome a mi muerte. ¿Qué hice para merecerlo? Yo pensaba que era muy injusto, que yo había vivido una vida honrada a pesar de las muchas adversidades. Había ayudado a muchos mendigos, no había atacado a quienes me habían lastimado. En ese momento, el sacerdote me dijo: “Señora ¿no sabe usted que la gracia del sufrimiento es más grande que la de la salud?” Cuando escuché estas palabras, yo creí y le respondí: “Amén”. En ese momento mi cuerpo, que había estado frío como una roca, se empezó a calentar y empecé a sudar. El Espíritu Santo estaba trabajando en mí.

Decidimos volvernos católicos y compramos muchos objetos religiosos en el comercio que estaba al lado de la parroquia. Yo puse una imagen de la Bendita Madre y una rosa sobre el mueble de mi dormitorio y encendí una vela: de inmediato empecé a rezar. Al tercer día, escuché la voz de Jesús: “Acércate a la Biblia. La Biblia es mi Palabra viviente”. Yo abrí la Biblia inmediatamente y encontré Lucas 8, 40-48. Era un párrafo acerca de una mujer hemorroísa, que había sangrado por doce años. Ella tuvo fe y le tocó la borla del vestido de Jesús, y fue curada. Cuando ella lo tocó, fue curada inmediatamente, y Jesús le dijo: “Mujer, tu fe te ha salvado. Vete en paz”. También había una historia sobre la hija de Jairo. El Señor le dijo a Jairo: “No temas, solo ten fe, y tu hija vivirá”. Jairo creyó en la en Jesús y su hija vivió nuevamente. Yo creí firmemente que estas palabras eran para mí, y con una gran fe respondí: ¡Amén! En ese momento yo estaba totalmente curada de mi cáncer y de todas las demás enfermedades que había contraído. Me sentí como corriendo o hasta volando. Empecé a ir a la iglesia católica y también abrí un salón de belleza. Mi vida volvió a ser la que viví de niña, volví a sentirme feliz. Me uní al movimiento carismático y a la legión de María. Mi vida se llenó de gozo y amor.

Era diciembre de 1980. Durante una reunión de oración nocturna, el director de la oración dijo: “Esta noche alguien va a recibir una gracia especial”. Yo creí que a mí también se me iban a dar gracias. Hacia las tres de la mañana, el director le dijo al grupo: ¿Qué desean? De inmediato oré fervorosamente: “Señor, yo quiero crecer espiritualmente. Quiero mi crecimiento espiritual”. En respuesta, el Señor me mostró escenas sorprendentes. Yo estaba tan conmovida que sentí como si mi cuerpo se hubiera paralizado. Lo que el Señor me mostraba fue en respuesta a todo lo que me había ocurrido a lo largo de mi vida. Yo había sido golpeada duramente por un tío mientras trabajaba en su casa. Trabajaba en una fábrica mañana y tarde sin siquiera recibir paga. Fui golpeada por muchas mujeres que trabajaban conmigo, porque no querían devolverme el dinero que les había prestado. Fui maltratada muchas veces, porque mi padre no estaba vivo, y muchas otras cosas me ocurrieron que prefiero no recordar. Yo comencé a llorar amargamente, dándome cuenta de que, hablando humanamente, hubiera sido imposible para mí seguir viviendo mucho más. Pero fue el Señor el que me sostuvo. También oré por aquellos que me habían lastimado: Señor, ten piedad de tan numerosa cantidad de gente.

Cuando estaba Jairo creyó en Jesús y su hija vivió nuevamente. Yo creí firmemente que estas tremendamente arrepentida y pidiendo perdón, las puertas del cielo se abrieron de repente y una brillante luz llovió sobre mí. También escuché estas palabras tres veces: “La puerta del cielo está abierta”. Yo me volví muy pequeña, una persona diminuta, y recé ansiosamente. “Señor, abre mi corazón aún más. Ábrelo más, Señor”. Hasta ese momento yo pensaba que había vivido una vida buena y que nunca había cometido ningún error. Ese orgullo fue reemplazado por el completo convencimiento de que yo era la más pecadora. Mi cuerpo se endureció nuevamente. Volví a casa ayudada por mis amigos. Mientras estaba acostada, rezaba: “Señor, si vivo o muero, te lo dejo a Ti”. Me ofrecí totalmente al Señor. Le dije: “Si puedo ser de alguna utilidad para la conversión de los pecadores que te están crucificando, yo gustosamente viviré una vida de sufrimiento. Señor, yo no soy merecedora, pero, si esto puede ser aún de la más pequeña ayuda a tu obra, te ofrezco todos mis sufrimientos”. De ese modo, me consagré a mí misma y mis sufrimientos para la conversión de los pecadores.

LÁGRIMAS DE MARÍA

            Todo comenzó el 30 de junio de 1985 en Naju, a 350 kms de Seúl en la casa familiar de Julia Youn de 39 años y de su esposo Julio Kim, casados en 1972 y padres de cuatro hijos. Julio era un católico fervoroso y comprometido desde los años 80 con los grupos de catecúmenos. Julia era de salud frágil, muy creyente, venida del budismo. Se había consagrado al Señor como víctima por la conversión de los pecadores.

            El 29 de junio Julia fue con otros cristianos al pueblo de Klot Tongnay. Allí el sacerdote Raymond Spies, belga de nacimiento, antiguo profesor de la universidad católica de Sofía (Japón), desde 1951 acogía a los enfermos, personas abandonadas y marginados. Atendía a más de 900 personas de todas las religiones. Todo lo hacía gratis. Ese día Julia regresó a su casa muy fatigada y rezó el rosario. Mientras rezaba el rosario en su casa de Naju a las 10.20 p.m. por los pecadores y por los pobres del padre Spies, sucedió el milagro. Nos dice: Vi que los ojos de la imagen tenían lágrimas. Se trataba de gotas de agua o lágrimas. Desperté a mi esposo que estaba durmiendo. Era ya casi medianoche. Miramos bien y constatamos que eran lágrimas. Al día siguiente por la mañana las lágrimas que el día anterior habían salido del ojo izquierdo, ahora salían de ambos ojos.

            El fenómeno continuó hasta el 4 de julio. Su esposo le dijo que por el momento no dijera nada a nadie, pero la noticia de las lágrimas de la Virgen se extendió rápidamente en los días siguientes. Fieles y curiosos iban a ver lo que pasaba. Invadieron su casa. Julia tuvo que dejar el salón de peluquería para recibir a los peregrinos. El 18 de julio de 1986 recibió el primer mensaje de la Virgen: Mi corazón está mal. El Corazón de mi Hijo esta desgarrado por las faltas de amor.

El 5 de noviembre de 1986 el párroco les propone llevar la imagen milagrosa a la iglesia parroquial. Allí estuvo hasta el 2 de febrero de 1987. Pero durante ese tiempo no hubo ninguna lacrimación. El 2 de febrero regresaron la imagen a su casa. Y las lacrimaciones aparecieron de nuevo según los testigos. Estas siguieron hasta el 23 de abril. Cada día iba más gente a ver el milagro.

            En enero de 1987 el padre Spies fue a visitarlos y Julia lo aceptó como su director espiritual. Hablaron de construir una capilla para acoger a los peregrinos que iban a ver la imagen. También hablaron sobre un cementerio que estaba junto a la casa de Julia. Compraron el cementerio a bajo precio, pues nadie querría vivir sobre un cementerio según las tradiciones coreanas. Pronto se edificó una capilla donde pusieron la imagen y donde también hicieron un salón para recibir a los visitantes.

            Refiere el padre René Laurentin, famoso mariólogo: “El 30 de junio de 1987, segundo aniversario de las primeras lágrimas, los visitantes fueron numerosos. El párroco celebró una misa, a las 11 de la noche, ante la imagen que lloraba desde hacía algunas horas. Prosiguió así durante la misa. Había 300 personas en el apartamento y en la escalera. Era molesto para los vecinos.       El 24 de julio de 1987 la imagen vertió lágrimas nuevamente.
-¿Por qué?
Julia responde:
-La Virgen llora porque las personas, después de haber dado señales de arrepentimiento, no perseveran, no reparan, no se mortifican y rezan poco. Ella pide que se obedezca al Papa, a los obispos, a los sacerdotes. Y sufre por los errores que invaden la Iglesia.
Los principales mensajes se refieren a la conversión y a la oración:

            Rezad con fervor el rosario por la paz del mundo. Por la conversión de los pecadores.   El control anárquico de los nacimientos destruye el carácter sagrado de la vida humana. Hay que detener por todos los medios los abortos. Hay que rezar por los padres que matan a sus hijos por el aborto, y por los que los ejecutan. Rezad y reparad. Rezad sin cesar por los sacerdotes, que son mis hijos predilectos. Satán despliega todas sus fuerzas contra ellos. Están sometidos a tentaciones. Las ventanas de sus casas se abren sobre tres tentaciones (orgullo, codicia, lujuria). Cerrad esas ventanas. Para destruir los esfuerzos de Satanás hacen falta sacrificios y una oración perseverante. Que las familias resistan al mal. Haced revivir la santidad de las familias. Amaos los unos a los otros. Sed uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno. Sed humildes, permaneced unidos. Hay demasiadas comuniones sacrílegas. Reparad los sufrimientos que padece mi Hijo. Dad a conocer la importancia de la comunión y de la confesión. No juzguéis a los demás (Mt. 7,1). Muchos se pierden por formular juicios negativos sobre otros.

            Las lágrimas, luego, se han ido espaciando. En los últimos meses:

-El 18 de agosto de 1987: lágrimas normales.
-El 1 de septiembre (fiesta de los Siete Dolores de Nuestra Señora): lágrimas de sangre.
-El 19 de octubre: nuevas lágrimas. En este día, la Virgen pide a Julia que participe en los dolores de su Hijo Jesús. Ella acepta, pierde el conocimiento y su cuerpo queda en la posición de Jesús en la Cruz. Aparece sangre en el centro del pie. Aquello duró cerca de hora y cuarto.

            Después de mi visita del 8 de diciembre, las lágrimas de la imagen continuaron hasta el 26 de diciembre”.

MENSAJES DE MARÍA

            Mi corazón está roto a causa del ilimitado control de natalidad. Procura evitar los abortos y reza por aquellas personas que los llevan a cabo (18 de julio de 1985). Las pequeñas vidas andan sin rumbo en el limbo después de que lesquitaron su dignidad humana y los trataron como si fueran tan solo un pedazo de carne sangrienta (5 de noviembre de 1986).

Mira, muchas almas van al infierno por causa de los abortos. Tengo que implorar con lágrimas para poder salvar esas numerosas almas. Intento salvarlas con tu ayuda: por medio de tus sacrificios ¿Cómo puedo ignorar los dolores que tú soportas? ¿Quisieras tú participar de los dolores de los pequeños bebés que han sido abandonados por sus ignorantes y crueles padres? (12 de mayo de 1987).

No llores por mis lágrimas. Observa y consuela a mi Hijo Jesús que tiene una corona de espinas y derrama sangre. Recen sin cesar por los sacerdotes. Son ahora como una vela delante del viento. Están expuestos a muchas tentaciones. Las ventanas de los seminarios permanecen abiertas. Por las ventanas abiertas se asoman tres demonios (del orgullo, del materialismo y del deseo de la carne). Cierren las ventanas de los seminarios. Ofrézcanse en sacrificio por los sacerdotes. Apóyenlos siempre, porque ellos son mis hijos más preciosos y más amados (11 de agosto de 1985).

Contra los sacerdotes, Satanás despliega todas las fuerzas. Para prevenir esto, es preciso orar por ellos, sacrificándose y mortificándose y ofreciendo la pobreza y penitencia con amor (20 de octubre de 1986).

Insiste en la importancia de la Eucaristía. Por medio de ella el Señor estará con ustedes. El vivirá en ustedes y se quedará allí para siempre, si ustedes abren su corazón y lo reciben a Él con corazón limpio. ¿Cómo puede entrar el Señor en ustedes si ustedes no tienen un corazón limpio o si mantienen la puerta cerrada? (31 de octubre de 1986).

Escucha bien y dile a la gente que todos deben tratar a los sacerdotes y religiosos como si fueran sus padres, que los trajeron al mundo. Ustedes también deben consolarles. Esto es porque este tiempo es malo y está lleno de errores. Debido a esto, los demonios están muy activos y están usando todos los medios disponibles para destruir a los sacerdotes. Ellos saben que ganan más al arruinar un sacerdote que al destruir mil o diez mil laicos (23 de abril de 1987).

El rosario derrota a los demonios. Diles a todos los fieles que ofrezcan cinco decenas más de oraciones del rosario. Si rezan más por la unidad de este país, se salvará de una calamidad (1 de enero de 1988).

La Virgen era extremadamente hermosa. Era de 1,65 m. de alto y tenía un rosario en su mano derecha. Tenía un vestido blanco con un manto blanco desde su cabeza hasta los pies. Los bordes de su manto eran de oro brillante. Su ardiente Inmaculado Corazón era de color rojo y parecía que se estuviera moviendo. Unas siete espadas traspasaban su Corazón. Bajo sus pies estaban tres rosas: blanca, roja y amarilla. Jesús estaba sangrando y una brillante luz emanaba de todo su cuerpo como el sol. Encima del crucifijo estaba una paloma blanca, irradiando una brillante luz. La Virgen le pidió aceptar sus sufrimientos para progresar por el camino de la infancia espiritual de santa Teresita del Niño Jesús y participar del dolor de María al pie del Calvario (5 de junio de 1988).

            Dice Julia: El 24 de julio de 1988 en éxtasis vi el cielo, el purgatorio y el infierno. Era un mundo diferente. Los salvados estaban compartiendo paz, alegría y amor en un jardín de flores. Innumerables ángeles estaban tocando una sinfonía hermosa y majestuosa, dándoles la bienvenida a las almas que entraban al cielo. Numerosos santos les estaban dando la bienvenida con fuertes aclamaciones de júbilo. Jesús los estaba esperando con los brazos abiertos y la santísima Madre extendía sus manos para sostenerlos. Dios Padre sonrió, expresando una bienvenida en sus ojos. San José también les daba la bienvenida. El purgatorio es un lugar donde uno debe caminar hacia las terribles llamas de fuego. Allí uno cumple con la penitencia, no terminada en este mundo, y se purifica. Cuando están totalmente purificados, son llevados al cielo por los ángeles con la ayuda de la Virgen María. El proceso se puede acelerar, si rezamos por ellos. En el infierno, los demonios hacen caer a las almas en las llamas de fuego. Del infierno nadie podrá salir jamás. Es un mar de llamas lleno de odio, donde no sirve de nada lamentarse y luchar contra el dolor. Vi una escena horrible que uno no quisiera ver.

Ese día, desde las 11:30 p.m. hasta las 2 a.m. sentí los dolores de parto. Mi vientre comenzó a dolerme intensamente y mis ojos también me dolían mucho, como si estuvieran punzados de espinas, tanto que no podía abrir los ojos. La Virgen estaba curando las heridas de los bebés que nunca habían nacido, porque fueron abortados. Los dolores del parto eran en expiación por los pecados de las madres que mataron a sus bebés antes de que nacieran. A través de mis dolores, María les estaba dando el agua de la fuente de la gracia.

El 29 de julio de 1988 sufrí los dolores de parto y los dolores de los bebés no nacidos, quienes luchaban y gritaban para que no los mataran. Era viernes, pero en la mañana había 13 visitantes que tenían lepra. A pesar de los dolores, salí sostenida por otras personas y los saludé y les besé las manos. Recé por ellos con fervor. Mis dolores de parto y de los bebés no nacidos eran intensos. Entré en éxtasis y oí a la Virgen que me decía:

-Hija mía, ¿puedes soportar tanto dolor?

-Sí, Madre. Aceptaré cualquier dolor, solamente si les ayudas a salvarse.

El 14 de octubre de 1989, el padre Spies, director espiritual de Julia Kim,dice: En este día 14 y en el día 15 de octubre la imagen de la Virgen derramó lágrimas como no lo había hecho nunca. Lágrimas de sangre. En este día dio uno de los más terribles mensajes para la humanidad. Ella habló expresamente de la conversión de las Iglesias. Habló de la resistencia, hostilidad, desprecio, desdén, indiferencia hacia sus lágrimas, sus llamadas, mensajes y apariciones. He aquí que ella anunció por tercera vez la tercera guerra mundial.

            El 25 de marzo de 1991 dijo María: Hija, reza más. A pesar del deseo de Abraham, este no fue escuchado, cuando Sodoma y Gomorra fueron aniquilados por no haber podido encontrar diez justos. Será preciso que el mundo de nuestra época, como consecuencia de la tiranía de Satanás, sea aniquilado de la misma manera. Demasiados hijos están rechazando mis apremiantes ruegos hechos con sangre y están uniendo sus manos con el dragón rojo, permitiéndole promover errores y relajamiento moral entre las personas, haciéndolas vivir del pecado. Ellos destruyeron la dignidad humana al inducir a la gente a cometer asesinatos a través de tantos abortos. Orad pues, ya no puedo mirar ni escuchar esto.

            21 de abril de 1991: Mi amada hija, diles a todos mis hijos del mundo que quiero que todos tengan puesto el escapulario del Carmen con la intención de pertenecerme a mí y que recen el rosario con fervor con todo su cuerpo, mente y amor. Lleven una vida totalmente consagrada de oraciones, sacrificios y expiaciones. Renueven sus vidas con el espíritu de dominio de sí mismos y de pobreza. Y rechacen la violencia del demonio.

            El 11 de febrero de 1992, estando en Filipinas, en una misa, recibí la comunión y en ese momento percibí una fuerte fragancia de rosas e incienso.

            Desde el 30 de junio de 1985 hasta el 14 de enero de 1992 la imagen de la Virgen de Naju lloró un total de 700 días.

            Dice Julia: El 14 de abril de 1993 vi gotas de aceite fragante que bajaban por la frente de la imagen de María. Tomé varias fotografías y también algunos videos. El 27 de mayo de 1993, estando, orando con el padre Raymond Spies junto a la imagen milagrosa, a las 11:30 a.m., vino una fuerte luz que salía del Corazón de María y casi me tira al suelo. En ese momento la Virgen, que estaba derramando aceite fragante, comenzó a hablarme con su amigable y dulce voz. El 27 de junio de 1993 también vi que la imagen estaba exudando aceite fragante y recé junto a los peregrinos. A las 3 p.m. parecía que la imagen estaba totalmente húmeda por el aceite y el área alrededor de la imagen se puso brillante.

Dijo María: Mi amada hija, mientras derramaba lágrimas de sangre por la conversión de los pecadores durante 700 días, yo les di a ustedes aceite fragante durante 700 días hasta el día de hoy, entregándome toda con mi amor por la salvación de mis hijos en el mundo. Pero ¿cuántos de mis hijos han regresado a mi regazo hasta hoy? .

            El 23 de octubre de 1994 dijo María: Mis amados hijos, la hora de la apostasía y traición en la Iglesia está seriamente acercándose, debido al trabajo de los masones, pero también muchos de los clérigos y religiosos están espiritualmente ciegos y sordos, no son fieles a sus vocaciones, se hacen corruptos por dentro y no reconocen mis palabras.

El 24 de noviembre de 1994: Hay muchos sacerdotes que ofrecen la misa sin fe. Como resultado, el Señor no puede realizar milagros de amor en ellos por medio de su real presencia. Él está sufriendo dolores y sin cesar llama a los sacerdotes que están en pecado para que sean fieles a sus deberes y que se unan con el amor del Señor. He dicho repetidamente que el misterio de la Eucaristía es un manantial que nunca se seca y una medicina que te da la salvación, pero solamente muy pocos se están preparando bien antes de recibirla. Si mis numerosos hijos llegaran a comprender que la Eucaristía es realmente la vida, el manantial eterno, el maná, el milagro perpetuo y en nada inferior al milagro de la creación del universo y de la redención, no estarían caminando hacia el infierno.

            Del 22 al 27 de marzo de 2007 Julia fue a la diócesis de Ruteng en Indonesia. En esa ocasión hubo notables curaciones, sobre todo de muchas jóvenes sordomudas, que no podían hablar. El 26 de marzo de 2007, un aceite perfumado salió como sudor de un crucifijo de la capilla. También ese aceite perfumado salió de su propia mano. Poco después recibió el estigma de la corona de espinas, pues Julia ya tenía las llagas de Cristo en manos, pies y costado hacía varios años.

            Recordemos que aceite perfumado al 100% puro salió también en la imagen de Soufanieh en Damasco y en cientos de otras imágenes copias suyas a lo largo del mundo.

OTROS MENSAJES

            ¡Gracias, hija mía! Hoy cinco mil almas se convertirán y serán ofrecidas a Dios gracias a tus sufrimientos. Debemos hacer que muchas personas sepan que estamos sufriendo por ellas. Muchas almas también recibirán la gracia de la conversión al conocer las imágenes de los bebés abortados.

            Estoy abrumada por el dolor, porque estas inocentes vidas, preciosas vidas dadas por Dios, son cruelmente pisoteadas, brutalmente hechos como masa, aplastados, desgarrados y asesinados por padres ignorantes e indiferentes.

            Por eso, te quiero mostrar a estos pequeños bebés, rogando por sus vidas y, de ese modo, convertir a muchos pecadores y traerlos de regreso a mí. Diles a todos que un pequeño bebé no es un pedazo de carne sangriento, sino que tiene vida desde el momento de la concepción en el vientre de la madre.

            Los dolores de Julia empezaron al tomar la postura de un bebé no nacido: con los brazos cruzados, las manos en las rodillas y las piernas en cuclillas.

            “¡No! ¡No! ¡No!”, estos eran fuertes gritos con motivo de los dolores causados por los instrumentos de acero usados para matar a los bebés. Era difícil describir los gritos de los bebés.

¡Mamita! ¡Mamita! ¡Mamita! Estas pequeñas vidas estaban tratando de evitar los instrumentos de acero, llamando a sus madres muchísimas veces.

Con la postura de un bebé, yo estaba brincando y rodando en el cuarto y retorciéndome con dolores. Mark y Martha no podían controlarme y, por lo tanto, llamaron a otras personas para que me vinieran a ayudar. Todos quedaron agotados.

Un bebé no nacido, que quiere vivir, le ruega a su madre: ¡No, mamita! ¡No, mamita! ¡No, mamita! ¡Quiero vivir, mamita! ¡Déjame vivir! ¡Mamita, déjame vivir! ¡Mamita! ¡Mamita! ¡Mamita!...

Repitiendo estos gritos muchísimas veces, el bebé luchaba por su vida. Yo no había comido ese día y estaba totalmente agotada. Si no fuera por un misterio sobrenatural, no hubiera podido haber brincado con tanta fuerza durante tres horas. Sufrí los dolores de ser asesinada cuatro veces después de haber luchadoLos que estaban presentes en el cuarto lloraron tanto que no podían ni siquiera rezar. (29 de julio de 1988)

Fuimos a la montaña que la santísima Madre me mostró en una visión. En el camino, mantuve mis ojos cerrados a causa de los dolores, pero de repente sentí que una luz amarilla acababa de brillar delante de mis ojos. Cuando abrí los ojos, había un milagro en el sol. Era cerca de las 4:00 p.m. Podíamos ver el sol sin lastimarnos los ojos. El sol se puso como una Hostia y estaba girando, rodeado de colores rojo, azul, amarillo, dorado y violeta. Estos colores se veían como llamas alrededor de la Hostia. Además, había bolas de luz de color de oro formadas sobre la montaña y flotando hacia el cielo una y otra vez. Estábamos viendo todo esto con aclamaciones de alegría y de alabanza y dándole gracias a Dios. Mis dolores disminuyeron un poco después de ver el milagro del sol y pude subir a la montaña sin mucha dificultad. Tuvimos que pasar por unos arbustos espinosos, pero fácilmente pudimos encontrar el valle que había visto en la visión. Yo estaba derramando lágrimas de alegría. En ese momento, oí la cálida y amable voz de la santísima Madre:

¡Cava aquí la fuente! Todos mis hijos beberán de ella. Llamaré a los hijos de todo el mundo para que laven aquí lo sucio de sus almas y sus cuerpos. Porque no quiero que se condene ni un alma y vaya al infierno. Invitaré a todos a venir y beber de la fuente milagrosa del Arca de Salvación de María con el fin de convertir aun a los peores pecadores. ¡Apresúrense! Y, como la corrupción aumenta, desde ahora haré que mis hijos del mundo sepan que soy la Medianera de todas las Gracias. (26 de noviembre de 1991).

La santísima Madre quería una misa al mediodía sobre el terreno que me había indicado para la construcción de la basílica. Diez personas fueron a la montaña, pero todos estábamos mirando el milagro del sol desde el mediodía y empezamos la misa quince minutos tarde.

El sol estaba irradiando muchos colores sobre nosotros y sobre el sitio destinado a la  basílica. El sol se convirtió en una imagen de la Hostia y estaba girando con muchos colores alrededor: rojo, azul, morado, amarillo, naranja, verde claro, violeta, y otros. Entonces vimos una columna de una fuerte luz, emitiendo diferentes colores y conectando al cielo con la tierra.

Después de la bendición del sacerdote, la santísima Virgen, sosteniendo al Niño Jesús, se apareció cerca del sol. Era algo  fascinante, porque parecía como si la columna de luz que conectaba al cielo con la tierra estuviera erigida allí por las manos del Niño Jesús y la santísima Madre.

MILAGROS EUCARÍSTICOS

El 16 de mayo de 1991 dice Julia: Apenas había comulgado, sentí en mi boca gusto a sangre. Regresé a mi lugar en la iglesia y le mostré la hostia en mi lengua a Pak Lubino. Él vio la sangre en los bordes de la hostia. Después vinieron dos sacerdotes y la vieron y también algunos fieles. La hostia continuó transformándose en sangre, de modo que mi boca estaba llena de sangre. En ese momento tuve una visión: “Vi a la Virgen que lloraba, vestida con un manto azul y un rosario en la mano derecha. Ella rodeó con sus brazos a los dos sacerdotes presentes”.

Entonces Jesús me habló y me dijo: “Yo os amo de tal modo que, para demostraros mi amor, vine a vosotros en persona, escondiendo mi naturaleza divina, escondiendo mi divina Majestad, abajándome bajo la apariencia de pan y esto lo hago, porque os amo. Muchas almas sin ningún reparo me profanan con sacrilegios. Quiero que hagáis conocer el misterio de la Eucaristía a los que lo ignoran para que yo pueda conseguir la salvación de innumerables almas”.

Hijos míos del mundo, temed el castigo de Dios que está por enviar. Orad intensamente y sacrificaos. Haced penitencia. La iniquidad del mundo sobrepasa toda medida. El momento de la victoria de mi madre se acerca. Convertíos y entrad en el arca de la salvación de María.

El 1 de junio de 1992 durante la celebración de la misa en Roma, Julia sentía fuertes dolores. Ella nos dice: Uno de mis grandes dolores era el dolor del parto y lo ofrecía por los pecados de las madres que abortan. Después de la comunión sentí un olor de sangre que provenía de mi boca que se transformaba en sangre. Julio, mi esposo, el sacerdote celebrante y otros cristianos pudieron constatar el milagro. Entonces oí la voz de Jesús. Me dijo: “Sígueme sin preocupaciones, con plena confianza”

El 2 de junio de 1992 Julia estaba con un grupo de coreanos en Lanciano (Italia), donde en el siglo VIII se realizó un milagro eucarístico, al convertirse la hostia en un pedazo de carne y el vino en sangre. Ella refiere: Al momento de la elevación de la misa, se vio una luz que se extendía por detrás a la derecha del padre Orgie (filipino), que celebraba la misa, la hostia se transformó en carne y sangre como 1300 años antes en ese lugar.

El 14 de abril de 1993 ocurrió otro milagro. Julia cuenta: A las 7.20 a.m. sentí la llamada de la Virgen y fui a ver la imagen que está en mi casa. La Virgen me dijo: “Hija mía queridísima, hoy te daré una señal particular para mis queridos sacerdotes. Comunícalo al padre Spies y al padre Chang. He pedido a muchos sacerdotes que me ayuden a salvar a las almas que están en tinieblas, pero muchas no me han hecho caso. Estos dos sacerdotes han respondido a mi llamada.

Julia le pidió a un fotógrafo que sacara fotos y en algunas fotos se veía una hostia grande en la mano derecha de la imagen de la Virgen. Tenía un diseño: Una mano cerrada sobre sí misma, que tenía entre sus manos un cáliz. A la vez, de la imagen salía aceite perfumado.

El 29 de mayo de 1993 aparecieron de modo inesperado en las manos de la imagen de la Virgen de su casa nueve hostias. El 9 de junio de ese año 1993 aparecieron también de modo milagroso e inesperado algunas hostias en las manos de la imagen de María con algunos diseños como una paloma o una cruz o la figura de Jesús.

El 27 de junio de 1993 refiere Julia: Mientras oraba con algunos peregrinos ante la imagen, observé que la imagen estaba totalmente bañada con aceite perfumado. Oí la voz de María: “Hija mía, mi Hijo Jesús ha dado las llaves del cielo a Pedro. ¿Acaso el Papa no es su sucesor? Orad por el Papa, que es el representante de mi Hijo Jesús. Yo estaré siempre junto al Papa para darle fuerza, salvándolo de los peligros y lo llevaré a mi jardín del cielo”. Después se tomaron unas fotos de la imagen y todos observaron que la imagen se había desplazado un poco a la izquierda. La sorpresa fue muy grande.

El 24 de septiembre de 1994 nos dice Julia: Había en la misa 40 filipinos, 20 americanos y unos 10 peregrinos en la capilla de la Virgen de las lágrimas de Naju. Al momento de la elevación, vi a Jesús que sonreía en la Eucaristía. Llena de una alegría indecible le rogué: “Señor, rey de amor, ten piedad de nosotros”.

Al momento de la comunión me di cuenta de que mi boca estaba llena de sangre. Todas las personas presentes pudieron ver la hostia convertida en sangre. Entonces caí en éxtasis. Vi muchas personas a bordo de grandes embarcaciones. Yo misma estaba a bordo de un barco. En este barco se veía una bandera con una gran paloma y el diseño de un cáliz y la Eucaristía. Al centro estaba la Virgen vestida con un manto azul. Ella guiaba el barco. Otros muchos barcos llevaban un dragón rojo en la proa. Sus pasajeros estaban disfrutando toda clase de placeres. Algunos pasajeros del barco de María quisieron pasarse al barco de los placeres y los del barco rojo les tendieron un puente y pasaron. La Virgen lloraba. De pronto el cielo se oscureció y estalló una gran tormenta. Centellas de fuego comenzaron a caer. La Virgen extendió su manto sobre nosotros, protegiéndonos para estar sanos y salvos. Los que estaban en el otro barco se quemaban y caían gritando al agua. Era un espectáculo horrible. La Virgen salvó a algunos que estaban ya ahogándose en el agua, porque ellos, arrepentidos de haberse pasado al otro barco, querían ahora volver al barco de María.

El 2 de noviembre de 1994, en la iglesia de san Antonio de Kailua (Hawai), en el momento de la elevación de la misa, celebrada por el padre Martín Lucía, Julia vio en la hostia a Jesús crucificado con sangre. Al comulgar, la hostia se convirtió en su boca en sangre.

El 24 de noviembre de 1994, en presencia del pronuncio apostólico Giovanni Bulaitis, estando rezando en la capilla de la Virgen delante de la imagen, de pronto Julia cayó al suelo a causa de una potente luz proveniente de lo alto. Entonces san Miguel arcángel dio a Julia una hostia grande (consagrada). El padre Spies (director espiritual de Julia) y el pronuncio apostólico, representante del Papa en Korea, dividieron en dos la hostia y distribuyeron los pedacitos a las 70 personas presentes.

El 30 de junio de 1995 presidió la misa el párroco de Naju con 7 sacerdotes venidos del extranjero. Después de comulgar, la hostia se convirtió en sangre en la boca de Julia.

El 1 de julio de 1995, durante la vigilia de oración, Julia vio el crucifijo que está sobre la imagen transformarse en Jesús vivo. Salía sangre de sus llagas y esa sangre se transformó en siete hostias que cayeron delante de la imagen de la Virgen. Dice Julia: Jesús nos ha bendecido a todos con la mano ensangrentada. Después vi que la sangre corría de sus llagas y se transformaba en hostias que descendían delante de la imagen, acompañadas de un ruido seco.

El 2 de julio de 1995, durante la distribución de las siete hostias del milagro del día anterior, la que recibió Julia se transformó en carne y sangre. Jesús dijo: Amados sacerdotes, a quienes amo tiernamente y que sois como la pupila de mis ojos, habéis recibido el poder de transformar el pan y el vino en el Cuerpo, Sangre, Alma y divinidad del Señor. Habéis recibido el poder de perdonar los pecados. Daos prisa en enseñar a todos el misterio de la Eucaristía para que puedan hacer sinceras confesiones y recibir la Eucaristía con corazón puro.

El 24 de agosto de 1995, fue celebrada la misa en la montaña de la Virgen por el obispo Dominic Su de Malasia. Estaban presentes más de 20 peregrinos. Durante la misa, la hostia que recibió Julia se transformó una vez más en carne y sangre.

El 22 de septiembre de 1995, durante la misa concelebrada por el obispo Roman Danylak en la montaña de la Virgen, la hostia recibida por Julia se transformó nuevamente en carne y sangre, tomando una forma semejante a un corazón. Monseñor Roman Danylak dejó su testimonio escrito: Yo, el suscrito obispo Roman Danylak, administrador apostólico de la Eparquía de Toronto para los católicos ucranianos de Toronto, en Canadá, certifico solemnemente con la presente de haber concelebrado una misa con el padre Luis Chang, cura de Kwangju, Corea del Sur y el padre Joseph Finn el 22 de septiembre de 1995 a las 5 p.m. La celebración eucarística tuvo lugar en un lugar abierto, previsto para erigir una basílica en honor a la Virgen María… La hostia recibida por Julia Kim se transformó en carne viva y sangre. Después de la misa, Julia nos ha confiado que la carne divina era espesa y sangraba más abundantemente que otras veces. Hemos orado en silencio y todos los presentes tuvieron la posibilidad de ver y adorar la hostia milagrosa. Después de la misa, Julia refirió que tuvo cierta dificultad para pasar la hostia, debido al espesor que tenía. Como testimonio del escrito, firmo con otros testigos. Roman Danylak, obispo titular de Nyssa de la Eparquía de Toronto. 22 de septiembre de 1995.

El 31 de octubre de 1995, durante la misa celebrada por el Papa Juan Pablo II en su capilla privada, después de comulgar, la hostia de Julia se transformó en carne y sangre. Los presentes, incluido el Papa, pudieron ver la hostia ensangrentada en la boca de Julia.

El 1 de julio de 1996, durante una vigilia nocturna, su esposo Julio vio la sangre preciosa salir de las siete heridas del Señor. Esa sangre se transformó en siete hostias que descendieron a la boca de Julia. El 17 de septiembre de 1996, durante la misa celebrada por el arzobispo Dominic Su de la diócesis de Sibu, Malasia, adonde Julia y su esposo habían ido invitados, la santa hostia recibida por Julia se transformó en carne y sangre. El 19 de octubre de 1996, durante la misa en la iglesia parroquial de Naju, la hostia recibida en comunión bajo las dos especies se transformó en carne y sangre como otras muchas veces en la vida de Julia. El 12 de junio de 1997 el arzobispo Kim, obispo de Cheju, estaba rezando delante de la imagen y vio descender la Eucaristía sobre el altar. Se arrodilló y exclamó: “El Señor está vivo”.

El 13 de julio de 1997, mientras un Monseñor de Roma, don Giovanni, hoy obispo, estaba rezando delante de la imagen de la Virgen, descendió una hostia grande del crucifijo y cayó al suelo. El 24 de noviembre de 2001, durante el Vía crucis, la preciosa sangre cayó del crucifijo y se transformó en una hostia que cayó en la boca de Julia. El 1 de enero de 2002, mientras Julia rezaba ante el crucifijo en la montaña, la sangre del Señor se transformó en una hostia que entró en la boca de Julia, a pesar de la ropa que tenía en la cara por el intenso frío.

El 6 de enero de 2002, mientras Julia estaba celebrando la liturgia de la Palabra, dos santas hostias bajaron de lo alto, rodeadas de mucha luz. El 24 de noviembre de 2002, de una hostia consagrada exudaron tres gotas de sangre. El 16 de abril de 2005, durante la misa celebrada por el padre Marcial, dos santas hostias cayeron a tierra. El 6 de mayo de 2005 las dos santas hostias, que habían bajado de lo alto el 16 de abril, sangraron.

El 16 de octubre de 2006, hacia las 9 a.m., después de haber oído un mensaje de Jesús, Julia se acercó a la custodia que hay en la capilla y vio con sorpresa que la hostia estaba con sangre. El 24 de octubre de 2006, durante la celebración de la misa, Julia vio que una hostia bajaba de lo alto. El 11 de junio de 2007 otra santa hostia bajó de lo alto en la misa. El 10 de junio de 2008, detrás de la hostia que había sangrado en mayo de 2005, se encontró otra hostia. El 28 de febrero de 2010, durante la celebración de la misa en la capilla privada del nuncio apostólico Monseñor Bulaitis en Roma, la hostia que Julia recibió en comunión se transformó en carne y sangre en su boca.

Julia refiere: Llegamos a Roma en la noche del 26 de febrero de 2010 con el padre Luis Chang, y otros cuatro compañeros suyos. En la mañana del 27 de febrero fuimos con la señora Cecilia Pohl, alemana, a visitar a su Excelencia el arzobispo Giovanni Bulaitis a su residencia oficial. La misa, concelebrada por el arzobispo Bulaitis y el padre Chang, comenzó a las 10 en su capilla privada. Después de comulgar, sentí olor a sangre y le dije a Peter Kim que mirara mi boca. Él se sorprendió y lo refirió a su Excelencia, al padre Chang y a los cuatro religiosos y a otros peregrinos de Corea y de Alemania, quienes vinieron a ver el milagro de amor de la Eucaristía. Después, su Excelencia me ordenó que tomara la hostia sangrante. La tomé en obediencia y, en aquel momento, Jesús y la Virgen se me aparecieron y bendijeron a todas las personas presentes en la capilla.

Milagros eucarísticos como los de Naju ha habido también en la vida de algunos santos. Santa Gema Galgani, por ejemplo, refiere: Fui a comulgar y Jesús se ha hecho sentir de nuevo esta mañana. Apenas tuve la hostia en la boca, la boca se me ha llenado de sangre, pero aquella sangre era tan rica que, discurriendo por la boca, la hice llegar al corazón. Así más de un cuarto de hora.

El milagro más famoso es el ocurrido en el siglo VIII en Lanciano (Italia), cuando la hostia y el vino consagrados se convirtieron en carne y sangre de Jesús, que, hasta ahora, después de 1.300 años siguen sin corromperse.

 

REFLEXIÓN

            A pesar de que las apariciones, lacrimaciones y milagros eucarísticos de Naju (Corea del Sur) no han sido oficialmente aprobados, debemos anotar el reconocimiento privado del Papa Juan Pablo II, que vio un milagro eucarístico en su capilla privada, así como otros pronuncios y obispos de distintos países del mundo. Hoy día la capilla de Naju es un centro de peregrinación que recibe cada año miles de peregrinos. Todos esperan la aprobación del obispo para la construcción de una basílica en la montaña cercana, tal como señaló la Virgen.

            Para referencia sobre los acontecimientos de Naju, pueden leer:

AKITA (JAPÓN) 1973
AGNES SASAGAWA

            La hermana Agnes Sasagawa nació el 28 de mayo de 1931. Fue operada de apendicitis en su juventud y la anestesia le hizo mal y la privó del uso de sus miembros, debiendo permanecer mucho tiempo en cama con muchos sufrimientos. Fue curada milagrosamente tomando un poco de agua traída de Lourdes. A los 25 años trabajaba como catequista en la iglesia de Myoko-kogen. El 16 de marzo de 1973 perdió súbitamente el oído y quedó sorda. Las Siervas de la Eucaristía la aceptaron en su comunidad, donde ha residido hasta el final. Esta comunidad había sido fundada por el obispo Monseñor Ito.

            En cuanto a sor Agnes, ella fue curada de su sordera en dos etapas, una el 13 de octubre de 1974 y otra el 30 de mayo de 1982. Sufrió diez intervenciones quirúrgicas y estuvo hospitalizada desde su infancia un total de seis años. Sigue en la comunidad contemplativa de las Siervas de la Eucaristía, haciendo pequeños trabajos.

 

LLAGAS DE CRISTO

            Los días 12, 13 y 14 de junio de 1973 sor Agnes vio unos rayos luminosos alrededor del sagrario. El domingo 24 de junio, día del Corpus Christi, los rayos luminosos fueron más intensos. El 28 de junio, víspera de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, una herida en forma de cruz de tres cms. de larga y dos de ancha le apareció en la palma de la mano izquierda y le causó un dolor intenso. El 29, fiesta del Sagrado Corazón, unos ángeles aparecieron alrededor del altar cantando el Santo. Todas las religiosas vieron los ángeles y oyeron el Cántico. El 5 de julio los dolores de la herida de la palma de su mano eran muy fuertes y sus hermanas le aconsejaron a sor Agnes tomar un poco de descanso.

SU ÁNGEL

El viernes 6 de julio de 1973 se le apareció una figura y creyó que era su hermana difunta, pero era su ángel custodio que le dijo: No temas. Yo soy el que está a su lado y te cuido. No reces solamente por ti. Reza por todos los hombres. El mundo actual hiere al Sagrado Corazón de Jesús por sus ingratitudes y ofensas. La herida de la mano de la santa Virgen es mucho más profunda que la tuya. Ahora vamos a la capilla.

En el momento en que entró en la capilla con el ángel, oyó una voz melodiosa de la imagen y Agnes, enteramente sorda, recibió este mensaje: Hija mía, mi novicia, tu enfermedad de la sordera, ¿te hace sufrir mucho? Tú curarás. Ten paciencia. Esta es la última prueba. ¿La herida de la mano te hace daño? Reza en reparación de los pecados de todos los hombres, reza mucho por el Papa, los obispos y sacerdotes. Desde el día de tu bautismo tú has rezado mucho por ellos. Ahora reza también mucho, mucho. Habla a tu Superior y dile lo que te he dicho hoy y haz lo que él te diga.

Después la voz la invitó a rezar la oración compuesta por el obispo fundador de la comunidad, que es una oración de consagración para la gloria de Dios según su voluntad. La voz añadió: Señor Jesús, Hijo del Padre, irradia tu Espíritu Santo sobre toda la tierra y haz habitar al Espíritu Santo en el corazón de todos los pueblos.

El ángel desapareció. El reloj marcaba las cinco de la mañana. Las hermanas entraban en la capilla y se sorprendían de encontrar allí a la joven Agnes en oración.

LAS LLAGAS DE LA IMAGEN

Ese mismo día 6 de julio, primer viernes del mes, Agnes y otra religiosa, que desea quedar en el anonimato, habían observado un fenómeno extraño en las manos de la imagen: tenía una herida análoga a la de Agnes y de ella salía un líquido rojizo parecido a la sangre.

El jueves siguiente 12 de julio, durante la oración comunitaria, la sangre corría de nuevo de la mano de la imagen, enrojeciendo el dedo meñique. La comunidad entera estaba asombrada. El miércoles 25 de julio a las 9.30 a.m. Monseñor Shojiro Ito visitó a las religiosas y constató los hechos, preguntando a Agnes.

El 26 de julio el obispo volvió de nuevo cuando le avisaron que de la imagen salía sangre otra vez. A su llegada ya no salía, pero un grumo de sangre coagulada se adhería a la palma de la mano.

Más tarde ese mismo día, fiesta de santa Ana, la sangre volvió a salir del rostro y del cuello de la imagen de María, así como de las manos y pies. Al mismo tiempo los dolores de la herida de sor Agnes se intensificaron y se hicieron muy fuertes. El 27 de julio el ángel le dijo: Tus dolores terminarán hoy. Guarda el recuerdo de la sangre de María y grábalo en tu corazón. Hay un significado importante en esta sangre. Ella sale para obtener vuestra conversión, para implorar la paz y para reparar las ingratitudes y ofensas hacia Dios. Con la devoción al Corazón de Jesús, ten también mucha devoción a la preciosa sangre de Jesús.

El 3 de agosto de 1973 tuvo el segundo mensaje. Monseñor le había dicho: Cuando venga esa persona, tú le preguntas: “¿Dios desea la supervivencia del Instituto de las Siervas de la Eucaristía? ¿Lo desea en forma actual? ¿La contemplación es necesaria para un Instituto secular?” Y María le dijo: “Hija mía, amas al Señor. Deseo que haya muchos que lo consuelen. Deseo almas que hagan reparación con sus sufrimientos y su pobreza por los pecadores y por los ingratos para apaciguar la cólera del Padre celestial.

Para hacer saber cuán enojado está contra el mundo, el Padre se prepara para dejar caer sobre la humanidad un gran castigo. Con mi Hijo Jesús muchas veces me he esforzado en apaciguar la cólera del Padre. He podido detener su cólera con los sufrimientos de la cruz de su Hijo, mostrándole su sangre y ofreciéndole el grupo de almas víctimas, almas muy sufridas, que consuelan al Padre.

El 29 de septiembre, fiesta de san Miguel, los milagros de la imagen se multiplicaron. Después de la comida del mediodía, la imagen resplandecía de rayos luminosos. En ese momento las religiosas pudieron contemplar ese fenómeno y también que la herida de sor Agnes había desaparecido súbitamente. En la tarde se renovó el fenómeno de la mañana. La imagen resplandecía y a los ojos de todas las religiosas la sangre salía de los pies de la imagen. Después apareció un sudor sobre todo el cuerpo de la imagen. La capilla se llenó de un perfume suave. Un perfume que venía del cielo y continuó llenando la atmósfera durante toda la primera quincena del mes de octubre, mes del rosario. Es importante anotar que el 3 de octubre, en la fiesta de santa Teresita del Niño Jesús, ese perfume se intensificó más.

 

CURACIÓN DE AGNES

El 13 de octubre de 1974, durante la visita al Santísimo, sor Agnes fue instantáneamente curada de su sordera. Esa tarde ella telefoneó a Akita a Niigata (a 300 kms.) donde estaba la residencia de Monseñor Ito y le habló como una persona normal. Al día siguiente, el diagnóstico del médico fue: facultad del oído, normal.

Es de notar que cuando empezó su sordera, el médico la había declarado incurable y había hecho los papeles para conseguir una pensión del gobierno como persona discapacitada y, por eso, ella había comenzado a aprender a leer las palabras en los labios de los que le hablaban. Para el médico la recuperación de la sordera era clínicamente imposible y no podía creer en una curación puramente natural. Esta recuperación del oído duró seis meses y de nuevo le volvió la sordera.

NUEVAS LÁGRIMAS

            Dice el padre Joseph Marie Jacq: Una religiosa vino a decirme: “Padre Joseph venga rápido, la imagen está llorando.” Llegué el primero a la capilla, seguido de un hombre de Kyoto y de toda la comunidad, incluido el padre Yasuda, el capellán de la comunidad. El rostro de la imagen de la Virgen estaba bañado en lágrimas frescas que acababan de salir. Yo miré ese rostro inmóvil y vi las lágrimas, santas lágrimas de una limpidez, claridad y transparencia de cristal. Ellas brillaban centelleantes como las de una rosa fresca. Lágrimas mudas, pero qué elocuentes, lágrimas calientes, misteriosas, verdaderas lágrimas humanas como las que lloran todas las madres de la tierra.

            Frente a este misterio nos pusimos todos de rodillas como un solo hombre. Meditamos los misterios dolorosos del rosario. Yo estaba como petrificado delante de las lágrimas de la madre de Dios y de la madre de todos los hombres. Cuando una madre llora, llora por los suyos, por los de su casa, por sus hijos. Un buen hijo, culpable o no, no puede permanecer indiferente delante de las lágrimas de su madre. Todo emocionado él trata de consolarla y comprender la razón de sus lágrimas y suprimir la causa.

            Se hicieron fotografías… Hacia el tercer misterio del rosario las lágrimas acumuladas en la base del cuello, en un hueco del vestido, se pusieron a correr lentamente, lentamente, trazando sobre el pecho de la imagen una huella brillante para detenerse en la cintura. Bajo el mentón había una gruesa lágrima que parecía una perla. Terminado el rosario, el padre Yasuda secó cuidadosamente el rostro y el busto de la Virgen con pequeños trozos de algodón o de gasa. Con qué emoción yo le veía recoger aquel precioso líquido que la comunidad guarda celosamente en pequeñas cajitas.

            El 14 de enero de 1975 Monseñor Ito visitó de nuevo la comunidad. Las veinte hermanas presentes esperaban una palabra de seguridad sobre los fenómenos extraordinarios que sucedían. La hermana sacristana llegó y dijo a todas: “El zócalo de la imagen está húmedo. Las lágrimas corren de sus ojos”. Esta lacrimación se repitió unas horas después. El obispo en persona constató estos hechos.

            Por su parte, Agnes veía a su ángel custodio, que le explicaba: “Esto es para despertar vuestra fe”.

            El profesor Kaoru Sagisaka, médico, mandó hacer exámenes clínicos a las diversas muestras de lágrimas en el Laboratorio de bioquímica de la Facultad de Medicina de la universidad de Akita el 24 de enero de 1975, presentando una gasa y dos trozos de algodón empapados. Su diagnóstico fue: El análisis de las materias examinadas revelan que son de sangre y de origen humano. La sangre examinada pertenece al grupo B y el ser humano del que proceden tiene el grupo AB.

            Algunos, como el jesuita García Evangelista, creyeron que todo se debía al fenómeno llamado telergia o ectoplasmosis, dado que la sangre de la imagen y el de la hermana Agnes era de grupo B. Ante esta teoría ectoplasmática, el padre Yasuda obtuvo muestras del fluido de la imagen el 22 de agosto de 1981 y los llevó a analizar a los laboratorios de medicina forense de la universidad de Gifu. El resultado fue: el objeto examinado tiene adherido líquidos humanos que corresponden a sangre de tipo O (anteriormente había dado tipo B) y las sudoraciones y las lágrimas son del grupo AB. Las muestras corresponderían a tres grupos diferentes. Con esto se descartaba la teoría de que la hermana Agnes hubiera podido transferir sangre o fluidos de su cuerpo a la imagen.

            El obispo consultó al profesor Shoju del Instituto de tecnología de Tokio, experto en fuerzas ectoplasmáticas, quien respondió que esa teoría era falsa. Eso se podía dar, si la persona estaba a 15 metros del objeto. Pero las lágrimas y la sangre se habían dado incluso, cuando la hermana Agnes estaba a 400 kilómetros de distancia. Se pensó que podía deberse a otras religiosas del convento, pero ninguna de ellas tenía el grupo AB, como daban las lágrimas y la sudoración. Por ello, esa teoría quedó totalmente descartada.

MARÍA SIGUE LLORANDO

            El padre Joseph María Jacq nos dice: Yo vi llorar a la santísima Virgen María por segunda vez el 22 de agosto de 1981 al mediodía. Monseñor Ito llegó, se acercó a la imagen, la miró detenidamente. Yo le indiqué una gruesa lágrima bajo el mentón, lista a caer. Entonces Monseñor recogió esa lágrima con su dedo índice, se la llevó a la boca y dijo: “Es amarga, está salada”.

El 12 de septiembre de 1981 fui testigo de otra lacrimación y toda la comunidad se puso alerta. Como lo hacía el padre Yasuda, yo comencé a rezar el rosario con los misterios dolorosos con las religiosas presentes. Después del rezo del rosario, yo sequé las lágrimas del mentón y de otras partes de la imagen con un trozo de algodón.

            Como había visto a Monseñor Ito que había gustado las lágrimas, yo quise hacer lo mismo, no tanto para verificar su salinidad, sino para obtener de María la gracia de purificar mi boca y mis labios. Esta boca que recibe cada día el cuerpo sagrado de su Hijo en la comunión. Le pedí al Señor de no permitir que le ofenda deliberadamente con pecados de la lengua, sino que mi lengua sea bendita y santificada para alabar al Señor y cantar sus maravillas, así como para consolar al prójimo y proclamar sin miedo ni temor la verdad del Evangelio. La Superiora telefoneó a Monseñor Ito para anunciarle la lacrimación número 100 y para animarlo en la causa de Akita ya que la comisión investigadora no estaba a favor.

            Yo pensaba: la Virgen como madre llora. El llorar es el último recurso de una madre que ha hecho todo, pero no ha conseguido el amor de sus hijos. Ella llora para hablar con un lenguaje más elocuente que las mismas palabras. Ella llora por los pecados de la humanidad, por tantos de sus hijos que van por el camino de la eterna condenación y también, porque no se reconoce la verdad de sus lágrimas. De hecho, de los siete miembros de la comisión, cuatro reconocieron el carácter sobrenatural y tres estaban dudosos.

            El 15 de septiembre de 1981 tuvo lugar la última lacrimación, la número 101. Las lágrimas cubrían toda la parte superior de la imagen y estaban detenidas en la cintura. Los ojos, las mejillas, los labios, la boca, el mentón, el busto…todo estaba húmedo. El padre Yasuda estaba ausente y yo comencé a rezar el rosario, meditando los misterios dolorosos. Junto a mí estaba una jovencita pagana de 15 años que rezaba de todo corazón. Se llamaba Junko. Después del rosario, yo tuve la alegría de darle la primera lección de catecismo. La Virgen dulcemente y maternalmente hizo comprender a los no cristianos que Dios los ama.

            Ese último día la lacrimación, 15 de septiembre de 1981, María nos hizo recordar sus lágrimas derramadas en el Calvario a causa de nuestros numerosos pecados. María lloró en Akita 101 veces. Ahora sigue llorando, porque nosotros hacemos llorar a Jesús, porque no nos convertimos, porque no oímos su voz maternal y también, porque la mayoría de sus hijos olvidan a Dios y no piensan más que en placeres desordenados de la carne y viven continuamente en pecado mortal y van como ciegos a su eterna perdición.

El 22 de abril de 1984 el obispo Shojiro Ito, obispo de la diócesis donde ocurrieron las apariciones marianas, emitió una carta pastoral en la que autorizaba la veneración de la Virgen de Akita. Incluso declaró la autenticidad sobrenatural de los mensajes y de otros eventos misteriosos desde 1973 en el convento de Akita.

CARTA PASTORAL

            Dice el obispo: Entre los acontecimientos misteriosos sobrevenidos con respecto a la estatua de la Virgen de Akita, se puede citar: la sangre que corrió de la mano derecha. Algo, como si fuera sudor que corría en tan gran cantidad que desprendía olores suaves. La cosa más resaltante fue el agua que corría de los ojos como si fueran lágrimas humanas. Esta lacrimosidad empezó en enero de 1975 y continuó hasta el 15 de septiembre de 1981. En total fueron 101 lacrimaciones. Yo fui testigo, cuatro veces, junto con unas 500 personas que la vieron también. Dos veces gusté esta agua que corría de los ojos y pude comprobar que era salada como las lágrimas de un ser humano. Según el análisis hecho por el profesor Sagisaka de la Facultad de Medicina de Akita, se comprobó que se trataba de un líquido del cuerpo humano.

            Hacer salir agua de allí donde no la hay es ir más allá de los medios humanos. La intervención de una fuerza superior al hombre es necesaria. Y, además, no es solamente agua, es un líquido humano que corre de los ojos como lágrimas y esto más de 100 veces durante varios años, delante de numerosos testigos oculares. No se trata, pues, de un truco… Muchos relatos hablan de curaciones milagrosas de cáncer y otras enfermedades hechos aquí por medio de la santa Virgen… Los estudios hechos hasta ahora no permiten negar el carácter sobrenatural de la serie de acontecimientos misteriosos ocurridos con respecto a la imagen de la santa Virgen.

            Lo interesante de este milagro es que fue transmitido por televisión japonesa y millones de japoneses pudieron ver en su momento las lágrimas de la Virgen.

            El sucesor de Monseñor Ito, Francisco Sato, continuó la autorización de su predecesor en cuanto a la veneración de la Virgen de Akita. La Congregación para la Doctrina de la fe del Vaticano, presidida por el cardenal Ratzinger, aprobó de alguna manera en 1988 los acontecimientos milagrosos de Akita. Actualmente llegan peregrinos de todas partes del mundo.

            Del 25 al 27 de noviembre de 1992 hubo una convención internacional en Akita en presencia de unos diez obispos de Asia y África. Monseñor Ito expresó una vez más su convicción sobre la autenticidad de los fenómenos de las lacrimaciones de Akita.

TESTIMONIOS DE FE

            Cuando yo era niña, antes de abrazar la fe cristiana, teniendo entre 10 y 14 años, mi madre me llevaba cada domingo a un sanador. Yo me pude dar cuenta del tiempo que él tomaba para concentrarse en la oración. Cuando la Virgen lloró, sor Sasagawa estaba cortando las sandías en la cocina. Es impensable que ella ejerciera alguna acción a distancia para hacer llorar a la imagen.

            Yo dejé el Japón en 1966 para adquirir la nacionalidad americana. En 1975 regresé al Japón. Akita fue el acontecimiento que marcó mi regreso. He encontrado la alegría de orar, estando en comunicación con el padre Yasuda. Ahora he aprendido a orar sin desanimarse. Considero los acontecimientos de Akita como milagrosos. Soy médico, científica sin pretensión, pero afirmo con fuerza el carácter sobrenatural de estos hechos.

            Toshiko Yanagi por su parte refiere: En 1977 mi hija Aïko, casada, y con un niño, fue invadida por un tumor maligno a los huesos (osteosarcoma). Su estado era muy grave según los médicos. Fue operada a principios de junio. A la operación debía seguir un periodo de reposo total para recuperar fuerzas, pero el estado de mi hija empeoraba. Fue necesario ponerle oxígeno tres días antes de la intervención. El médico nos advirtió que, si llegábamos una hora después de la operación, podíamos preparar el entierro. Mi hija era cristiana. Cuando ella fue a la sala de operaciones, yo me dediqué a rezar el rosario para pedir a la Virgen su curación. Entonces tuve la visión de una dama que tenía los brazos abiertos, cubierta con un velo blanco y revestida con una capa azul. Yo continué rezando. Se me apareció una segunda vez y una tercera.

            Cuando terminó la operación, mi hija estaba muy pálida, necesitaba una transfusión de sangre de dos litros, pero le pusieron solo un litro. Los días siguientes también le hicieron transfusiones sanguíneas con pequeñas dosis y con respiración de oxígeno. Le habían quitado tres costillas y le habían cortado una parte del pulmón. Yo le di agua de Lourdes y la animé a tener paciencia. Poco a poco recobró las fuerzas y se salvó. Yo no tenía palabras para manifestarle mi alegría, pero mi hija cayó de nuevo enferma. Esta vez fue una hepatitis. Ella perdió su cabello y tuvo que ir con peluca. Poco a poco se recuperó bien y fuimos al santuario de Akita a dar gracias a la Virgen. A nuestra llegada, la Virgen lloraba y tenía un aire triste. De regreso a casa mi hija estuvo de nuevo hospitalizada por su hepatitis. Yo le hice beber agua bendita de Akita y le llevé libros sobre la fe para que rezara. Salió del hospital a mediados de diciembre. Desde entonces, los médicos la consideran curada, después de tres años de estar bien, y trabaja normalmente en una escuela primaria. Ella fue salvada gracias a la Virgen María.

            Haruko Sasaki nos dice: Con emoción yo refiero las gracias obtenidas con el agua de la santa Virgen de Akita. Yo sufro del estómago, del hígado y de la vesícula biliar. Cada tres noches me vienen los dolores que duran a veces varios días. Una amiga me hizo beber del agua de Akita y me curé con gran sorpresa de los médicos.

Debemos anotar que el agua de Akita no es de una fuente milagrosa surgida con motivo de las apariciones, sino simplemente de una fuente que existía al costado del convento y que ha sido bendecida y consagrada a María por el capellán.

            Otro caso muy importante es el de la señora Teresa Chun de 46 años, con cuatro hijos, que fue hospitalizada en la primavera de 1981 por un tumor cerebral. Tuvo tres veces la visión de la Virgen y se curó. Su hermana le mostró una foto de la Virgen de Akita y reconoció que había sido ella la que se le había aparecido.

 

NUEVA CURACIÓN

El 30 de mayo de 1982, día de Pentecostés, al momento de la bendición eucarística, sor Sasagawa, sorda desde hacía 9 años, recobró la audición. Así se realizaba la promesa que María le hizo hacía 9 años por medio del ángel. Se puede hablar aquí de milagro, porque esta enfermedad de la sordera había sido declarada incurable por los médicos. Además, poco antes de la curación, el ángel le había revelado por dos veces, el 25 de marzo y el 1 de mayo: ¿La sordera te hace sufrir? El momento de la curación prometida se acerca. Exactamente como la última vez (había sido curada 8 años antes), ahora por intercesión de la Virgen inmaculada tus oídos van a ser completamente curados para que sea manifestada la Gloria del Altísimo. Tú serás curada durante el mes consagrado al Corazón Inmaculado de María”.

            Esta curación fue certificada por el médico tratante que conocía a sor Sasagawa desde hacía muchos años. Y esto es una prueba más del carácter verdadero y sobrenatural de los mensajes recibidos por sor Agnes.

            La imagen que llora es una replica de la imagen de La Señora de todos los pueblos de Amterdam. La Virgen, en la escultura, está de pie sobre un globo, con las manos extendidas hacia adelante, exactamente como la Virgen de la medalla milagrosa, aparecida en 1830 a santa Catalina Labouré en París. Detrás de la Virgen hay una cruz, sólidamente plantada en el globo terráqueo. El escultor Saburo Wakasa terminó la estatua en 1965 y reconoció que el rostro de la imagen se había afinado de modo extraordinario y que su figura, las manos y los pies se habían transformado como si fueran de una persona viva.

            Según afirma la hermana Agnes, la Virgen le enseñó a rezar, después de cada misterio del rosario, la oración que Ella les había enseñado a los tres pastorcitos de Fátima: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, presérvanos del fuego del infierno y lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”. Su ángel custodio rezaba muchas veces con ella el rosario. Ella dice que su voz era bella, pero la de la Virgen tenía algo más de divino; la del ángel parecía un canto, la de la Virgen, una oración.

            En uno de los mensajes, la Virgen le dice: La copa está al borde. Si los pecados crecen en número y gravedad, pronto ya no habrá más perdón. Habla a tu Superior. El anima a cada una de vosotras a rezar y hacer obras en reparación por tantos pecados del mundo.

            El obispo Ito mandó a las 700 hermanas del Instituto de siervas de la Eucaristía que le escribieran el relato de sus impresiones. Teresa Wei declaró: En 1949 abandoné el protestantismo para abrazar la fe católica. Yo tengo un buen conocimiento del catecismo, habiendo seguido cursos de teología y conseguido el diploma de catequista en 1955. En esa época yo rezaba mañana y tarde, pero casi nunca rezaba el rosario. Ahora yo lo rezo cada día y es para mí una gran alegría. El 15 de septiembre del año pasado, vi las lágrimas de la Virgen de Akita y sentí su perfume muchas veces. Una religiosa insinuó un día que esos fenómenos se debían a una acción oculta de sor Sasagawa, lo que yo niego formalmente.

MENSAJES DE MARÍA

Primera aparición, 6 de julio de 1973:“Mi hija, mi novicia, me has obedecido bien, abandonándolo todo por seguirme. ¿Es dolorosa la enfermedad de tus oídos? Tu sordera será sanada, estáte segura. ¿Te causa sufrimiento la herida de tu mano? Reza en reparación por los pecados de los hombres. Cada persona en esta comunidad es mi hija irremplazable. ¿Haces bien la oración de las Siervas de la Eucaristía? Entonces, oremos juntas: “Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la santa Eucaristía, te consagro mi cuerpo y alma para ser enteramente una con tu Corazón, sacrificado a cada instante en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, implorando por la venida de su Reino. Ruego que recibas esta humilde ofrenda a mi ser. Utilízame como quieras para la gloria del Padre y la salvación de las almas. Santísima Madre de Dios, no permitas que jamás me separe de tu divino Hijo. Te ruego que me defiendas y protejas como a tu hijo especial. Amén”.

Cuando la oración había terminado, la Virgen María dijo:

“Reza mucho por el Papa, los obispos y los sacerdotes. Desde tu bautismo siempre has orado fielmente por ellos. Continúa orando mucho… mucho. Dile a tu Superior todo lo ocurrido hoy y obedécele en todo lo que te diga. El ha pedido que ores con fervor”.

Segunda aparición, 3 de agosto de 1973:

“Mi hija, mi novicia, ¿amas al Señor? Si amas al Señor, escucha lo que tengo que decirte. Es muy importante… se lo comunicarás a tu Superior. Muchos hombres en este mundo afligen al Señor. Yo deseo almas que lo consuelen para suavizar la ira del Padre celestial. Yo deseo, con mi hijo, almas que reparen, con sus sufrimientos y pobreza, por los pecadores e ingratos. Para que el mundo conozca su ira, el Padre celestial está preparando un gran castigo para toda la humanidad. Con mi Hijo yo he intervenido tantas veces para apaciguar la cólera del Padre. Yo he prevenido la venida de calamidades, ofreciéndole los sufrimientos del Hijo en la Cruz, su preciosa sangre, y las amadas almas que le consuelan formando una corte de almas víctimas. Oración, penitencia y sacrificios valientes pueden suavizar la cólera del Padre. Yo deseo esto también de tu comunidad: que ame la pobreza, que se santifique y rece en reparación por la ingratitud y el ultraje de tantos pecadores.

         Recita la oración de las Siervas de la Eucaristía con conciencia de su significado, ponla en práctica. Ofrece en reparación por los pecadores cualquier cosa que Dios te envíe. Que cada uno se esfuerce, según su capacidad y posición, en ofrecerse enteramente al Señor”. “Aun en un instituto secular la oración es necesaria. Ya las almas que desean rezar están en camino de ser reunidas. Sin poner demasiada atención a la forma, sé fiel y ferviente en la oración para consolar a Jesús. ¿Es verdad lo que piensas en tu corazón? ¿Estás verdaderamente decidida a convertirte en piedra rechazada? Mi novicia, ¿deseas pertenecer sin reservas al Señor, ser la esposa digna del Esposo, hacer tus votos sabiendo que debes ser clavada a la Cruz con tres clavos? Estos clavos son: pobreza, castidad y obediencia. De los tres, la obediencia es el fundamento. En total abandono, déjate guiar por tu Superior. Él sabrá cómo dirigirte”.

Tercera aparición, 13 de octubre de 1973:

“Mi querida hija, escucha bien lo que tengo que decirte. Tú informarás a tu Superior. Como te dije, si los hombres no se arrepienten y se mejoran, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, tal como nunca se ha visto antes. Fuego caerá del cielo y eliminará gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin hacer excepción de sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el rosario y la señal dejada por mi Hijo. Cada día recita las oraciones del rosario. Con el rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes. La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y encontrarán oposición de sus compañeros… iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan componendas y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor. El demonio será especialmente implacable contra las almas consagradas a Dios. Pensar en la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y gravedad, no habrá ya perdón para ellos. Con valentía, habla con tu Superior. El sabrá cómo dar a cada uno valor para rezar y hacer obras de reparación”.

 

 

MARÍA CORREDENTORA

El padre Thomas Teiji Yasuda dio la siguiente conferencia en Roma el 31 de mayo de 1997:

            Los misteriosos eventos en Akita se centran principalmente en una imagen de madera de la santísima Virgen María en el convento de las Siervas de la Eucaristía. La imagen está de pie sobre un globo con una cruz parada detrás de su cuerpo. La imagen extiende ambas manos ligeramente hacia abajo. La imagen fue tallada por un escultor budista japonés, Saburo Wakasa, quien usó una pequeña tarjeta de la imagen de “La Señora de Todas las Naciones” de Amsterdam como su modelo. La talló hace unos 30 años y agregó las características faciales de una típica mujer japonesa a la imagen de La Señora de Todas las Naciones. La imagen derramó lágrimas por primera vez el 4 de enero de 1975. Era un sábado en la mañana. La segunda y tercera vez sucedió en la tarde y en la noche del mismo día. La última lacrimación, la número 101, ocurrió el 15 de septiembre de 1981, o sea, en la festividad de los Siete Dolores de la santísima Madre María.

            Soy un sacerdote católico que he presenciado con mis propios ojos, casi todos los 101 episodios de lacrimaciones de la imagen, exceptuando tres de ellos. El obispo John Ito me nombró director espiritual de este convento en 1974, un año antes de que comenzaran las lacrimaciones. Cada vez que la imagen lloraba, alguien me avisaba y me llamaba para ir a verla. En todas las ocasiones, les pedí a los testigos que rezaran cinco decenas de los misterios dolorosos del rosario en frente de la imagen que lloraba. Cuando quedaban lágrimas en la imagen después de haber terminado el rezo del rosario, yo recogía las lágrimas con algodones. Estos algodones, junto con etiquetas indicando la fecha de cada lacrimación, han sido conservados como una preciosa evidencia y se guardan dentro de un relicario.

            En 1981, un misterioso evento me enseñó que Dios hizo que la imagen llorara para enseñarle a la Iglesia católica la verdad de la Corredención de la santísima Virgen María para hacer hincapié en los sufrimientos y lágrimas de María al pie de la Cruz. Lo comprendí después de que un ángel explicara el profundo significado de las 101 lacrimaciones a sor Agnes Katsuko Sasagawa, una de las monjas del convento. Sor Agnes inmediatamente corrió a mi oficina para contarme el mensaje angélico después de la aparición.

            Cuando el Papa defina como dogma de fe ante el mundo que María es Corredentora, entonces los verdaderos católicos de todo el mundo aceptarán estas revelaciones privadas de Akita como eventos invalorables por medio de los cuales Dios explicó la verdad de la Corredención, al igual que han aceptado las apariciones marianas en Lourdes.

            En Lourdes, Bernadette Soubirous fue testigo de cómo la santísima Virgen María hizo brillar con una luz esplendorosa su majestuosa figura en la gruta de Massabielle, un total de dieciocho veces. Dios le enseñó a la Iglesia católica, a través de las experiencias de Bernadette, que esta maravillosa figura de la santísima Virgen en sí misma significa su Inmaculada Concepción, además de las mismas palabras de la santísima Madre: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

            El Santo Padre, Juan Pablo II, en varias ocasiones, hizo alusión a la Corredención de la santísima Virgen María en su encíclica Redemptoris Mater y en las explicaciones de sus audiencias generales, aun cuando todavía no sea un dogma de fe.

            Si los católicos de todo el mundo llegasen a entender que los 101 episodios de lacrimaciones de la imagen de la santísima Virgen María en Akita significan que es Corredentora, entonces podrían entender y aceptar el próximo dogma de la Corredención en sus corazones con más facilidad, igual que las apariciones marianas de Lourdes les ayudaron a entender el dogma de la Inmaculada Concepción.

            La voluntad de Dios era que María sufriera junto con Jesús de conformidad con su eterno plan de Salvación. Fue aún más doloroso para María el consentir a la inmolación de su Hijo que su muerte física. Ella ofreció sus sufrimientos a Dios, actuando de conformidad con el plan de Dios para la salvación de la humanidad.

            Claro está, nadie debe interpretar que la Redención de Jesús y la Corredención de María están al mismo nivel de valor. San Pablo dice en su primera carta a Timoteo (2, 5-6), “Porque hay un solo Dios, y hay un solo mediador entre Dios y los hombres Cristo Jesús, hombre también, que se sacrificó a sí mismo para pagar el rescate de todos los hombres”.

            Se deben entender las diferencias esenciales entre la Redención de Jesucristo y la Corredención de María, teniendo presente las diferencias ontológicas entre las personas de Jesús y de María. La divina persona de Jesucristo asumió la naturaleza humana, ofreció su cuerpo al Padre celestial como sacrificio y sufrió su carne humana y alma para redimir a la humanidad.

            En ese momento, María, observando el sacrificio de su Hijo al pie de la Cruz, dio el pleno consentimiento a la inmolación y ofreció a su amado Hijo al Padre celestial. En verdad, María padeció dolores espirituales muy agudos cuya intensidad está más allá de la imaginación de cualquier ser humano. Dios llama nuestra atención sobre los sufrimientos de María al hacer que la imagen en Akita derrame lágrimas.

            El 15 de septiembre de 1981, alrededor de las dos de la tarde, la imagen de la santísima Virgen María derramó lágrimas. Era la número 101. Un total de 65 personas, incluyéndome a mí, fuimos testigos ese día. Las lágrimas nos llegaron a todos al corazón, especialmente porque ese día era la festividad de los Siete Dolores de la santísima Virgen María. Ninguno de los presentes podía prever, sin embargo, que Dios había deseado que este episodio fuera la última lacrimación de la imagen.

            A los 13 días a partir de esa fecha, o sea el 28 de septiembre, sor Agnes sintió la presencia de un ángel a su lado durante sus oraciones ante el Santísimo Sacramento expuesto, lo que sucedió después del rezo del rosario junto a sus hermanas en la capilla.

            Sor Agnes no vio el ángel en persona en esa ocasión. Pero la misteriosa visión de una hermosa y majestuosa Biblia rodeada por una luz celestial surgió delante de ella. El ángel le dio instrucciones para que leyera un pasaje de las Escrituras. En una página abierta de la Biblia, reconoció la referencia: Versículo 15, capítulo 3 del Génesis. Entonces, oyó la voz del ángel que le decía, en la forma de un preámbulo, que había una profunda relación entre este pasaje y las lágrimas de la santísima Virgen María.

            El ángel continuó diciendo: “Hay un profundo significado al número 101 con los 101 episodios de las santas lacrimaciones de la imagen del santísima Virgen María. Esto significa que el pecado entró al mundo a través de una mujer y que es también a través de una mujer que la gracia de la salvación entró en el mundo. El cero, que está entre los dos “unos”, simboliza a Dios que existe desde toda la eternidad hasta la eternidad. El primer “uno” representa a Eva, y el último “uno” representa a la santísima Virgen María”.

            Entonces el ángel le dio otra vez instrucciones para que volviera a leer el Versículo 15 del capítulo 3 del Génesis, y le dijo, “Le debes transmitir este mensaje al sacerdote que te guía espiritualmente”. El ángel se fue y al mismo tiempo desapareció la visión de la Biblia.

            Después de la adoración de la Eucaristía, sor Agnes corrió a mi oficina y me pidió que verificara el pasaje. Abrí la Biblia y encontré el pasaje que tiene el anuncio profético de Dios a Satanás. “Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje su linaje: Ella te pisará la cabeza, mientras acechas tú su calcañar”.

            Fue por medio del mensaje del ángel, que citó el Versículo 15 del capítulo 3 del Génesis, que se pudo entender el profundo significado de las lágrimas de la santísima Virgen María. Esto significa que las lágrimas de la imagen surgieron del plan divino de llamar la atención de todos los católicos sobre los sufrimientos de María al pie de la Cruz como Corredentora. Las lágrimas milagrosas fueron creadas por Dios para enseñarle a toda la Iglesia católica que la santísima Virgen María sufrió y lloró como Madre de Jesucristo en su noble acto de Corredención, cuando dio su pleno consentimiento a su inmolación. En el momento en que la Virgen vio a Jesús crucificado para redimir a la humanidad, consistió en el sacrificio de su Hijo y ofreció a su Hijo al Padre celestial.

            En Akita, Dios relacionó las lágrimas de la imagen de la santísima Virgen María con el próximo dogma de Corredentora, al hacer que las mismas lágrimas significaran el próximo dogma con anticipación. En este sentido, las lágrimas fueron una divina profecía mística del dogma. Si confirmamos que el significado de los 101 episodios de las lacrimaciones de la imagen puede ser claramente explicado por las palabras de las Escrituras, entonces podemos concluir que las lacrimaciones son realmente Revelaciones divinas y que tienen un origen sobrenatural celestial.

            Para confirmar esto, examinemos la profunda Cristología del Apóstol San Pablo en su carta a los Romanos, en la cual San Pablo, inspirado por Dios, identificó a Jesucristo como el nuevo Adán. San Pablo escribió, “Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5,12)”.

            Si por el pecado de uno solo murieron todos, ¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos! (Rom. 5, 15-16)

            Según esto es natural concluir que san Pablo estaba consciente de un contraste similar entre la antigua Eva y la nueva Eva, María, la Madre de Dios. Esto es porque el pecado de Adán tiene relación con el pecado de Eva, quien tentó a Adán para desobedecer la orden de Dios. Es evidente que la gracia de la Redención de Jesucristo, el Redentor, vino al mundo de acuerdo al plan de Dios, quien quiso que Jesús naciera de María, la Inmaculada Concepción, la Nueva Eva.

            Por otra parte, la autenticidad sobrenatural de las lágrimas de la imagen de la santísima Madre María fue corroborada por dos milagros objetivos. Uno de ellos, es la curación milagrosa de un cáncer cerebral en 1981 de una ama de casa de Corea del Sur, la Sra. Teresa Chun Sun Ho. La Sra. Chun  había entrado en coma a causa de los tumores cerebrales que la redujeron a una existencia meramente vegetativa. Sus parientes, familiares y  amistades le rogaron a la santísima Madre María de Akita que curara a esta mujer, colocando la fotografía de la imagen de las lágrimas junto a su almohada. Entonces, una visión de la Virgen María, que era exactamente la misma imagen que la de la santísima Virgen María de Akita, se le apareció a la Sra. Teresa Chun a la medianoche del 4 de agosto, en medio de su estado de coma. Ella quedó totalmente curada. Las radiografías de su cerebro -tomadas en el Hospital de San Pablo en Seul-certifican la total desaparición del cáncer de su cerebro.

            Después de la curación, la Sra. Chun declaró: “La santísima Madre María de Akita que tenía un cordero blanco en sus brazos, se me apareció, cuando estaba en cama, y sopló sobre mi frente tres veces. Vi que la lana del cordero se movía y agitaba debido al fuerte soplo de la santísima Madre”.

            Este milagro fue atestiguado por el Dr. Gil Song Lee con un certificado médico, el cual fue enviado a la Santa Sede junto con un documento escrito por el padre Maryknoll Roman Theisen, S.T.D., entonces jefe del Tribunal Arquidiocesano de la Sede de Seul. La Iglesia de Corea del Sur estableció un comité que se formó para trabajar por la canonización de 103 mártires coreanos y envió documentos reportando su curación a la Santa Sede. El milagro fue empleado para obtener la canonización de los 103 mártires.

            El otro milagro, es la curación de la sordera completa de la misma sor Agnes en 1982. Para entonces, ya habían pasado nueve años desde que perdió el oído en 1973. El 30 de mayo, en la festividad de Pentecostés, su sordera fue curada al momento en que recibió mi bendición con la custodia del Santísimo Sacramento. Al momento en que le di la bendición con la Eucaristía, ella oyó una campanilla de adoración, tocada por otra hermana.  Su curación fue atestiguada en un certificado médico emitido por el Dr. Tatsuhiko Arai, del Hospital de la Cruz Roja de Akita.

            En conclusión, el Padre celestial hizo que la imagen de la Virgen de Akita derramara 101 las lacrimaciones para ayudar a los católicos a entender que María es Correndentora y así puedan unirse a ella (en esta gran misión de la Salvación del mundo entero).

            Añadimos que después de 46 años, la hermana Agnes, con sus 88 años recibió el 6 de octubre de 2019 este mensaje: “Diga a todos: Cúbranse de cenizas y recen el rosario doloroso todos los días y usted debe convertirse en una niña y ofrecer sacrificios todos los días”.

            Agnes observó que la liturgia hablaba del profeta Jonás, que invitaba a los ninivitas a la conversión.

            Mi opinión es que el Señor por medio de María nos invita a cada uno a la conversión, haciendo penitencia y sacrificios voluntarios para unirnos así a María y a Jesús y ser de alguna manera corredentores con María en la gran tarea de la Salvación del mundo.

            Un momento especial para ofrecer nuestra vida con todo lo que somos y tenemos es el momento de la comunión, el ofertorio de la misa y el momento en que dice el sacerdote (y nosotros con él): Por Cristo, con El y en El, a Ti, Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén).

Nota.- Pueden leerse los libros de John Haffert, The meaning of Akita, Ashbury, 1989.
René Lurentin, Akita, en el Dictionnaire des apparitions de la Vierge, Fayard, 2007.
Patrick Yasuda, Le prodige de notre temps, Notre Dame d’ Akita, Hauteville, Le Parvis, 1987.
Shimura Tatsuya, La Vierge pleure au Japon, Ed. Du Parvis, 1985.
Joseph Marie Jacq, J’ai vu pleurer ma mere, Ed. Jules Hovine, 1985.

 

CONCLUSIÓN

Las lágrimas de nuestra Madre María en Naju y en Akita son clara pruebas de su amor por nosotros. Sufre por nosotros e intercede por nosotros ante su Hijo, pero todo tiene su término y llegará un día en que ya no habrá más posibilidad de conversión para los que han sido obstinados y se ha atrincherado en sus pecados sin hacer caso a Dios ni a su Madre santísima.

Son muy dignos de tener en cuenta los muchos milagros eucarísticos de Naju. Julia Kim, en diversas ocasiones al comulgar, la hostia se convertía en un trozo de carne con sangre; otras veces aparecían hostias consagradas traídas por los ángeles de algún sagrario de la tierra, pero que aparecían ante la imagen de la Virgen inesperadamente y milagrosamente. Con estos milagros Jesús y María nos querían dar a entender que el centro de nuestra vida de fe debe ser ahora y siempre la Eucaristía. Sin olvidar el rezo diario del rosario, que también nos pide nuestra Madre en todas las apariciones a lo lardo del mundo.

            No olvidemos, como insiste mucho en Naju, los pecados del aborto, que destruyen a las personas, a las familias y a los pueblos. Luchemos contra toda clase de asesinatos, empezando por los niños no nacidos y seamos siempre defensores de la vida humana.

            En resumen, vivamos plenamente una vida de fe profunda, compartiendo nuestra fe con los que nos rodean y procurando que los mensajes de María sean oídos por todos para que puedan convertirse y ser mejores y más felices.

Su hermano y amigo para siempre.
P. Ángel Peña O.A.R.
Agustino recoleto

 

Tatsuya Shimura, La Vierge Marie pleure au Japón, Ed. Du Parvis, 1985, pp. 21-23

Ib. pp. 23-24

Ib. pp. 31-35

Charla del padre Teiji Yasuda, director espiritual de sor Agnes Sasagawa y capellán de su convento, dictada en la Conferencia Internacional de Vox populi Marie Mediatrici, en Roma, el 31 de mayo de 1997

(René Laurentini, Apariciones actuales de la Virgen María. Ed. Rialp, Madrid, 1989, pp. 182-183

(Mensajes de amor y dolor, volumen 1, Fundación Jesús de la misericordia, Quito, Ecuador, 2001, pp. 64-65.

Ib p. 68.

Ib p. 129.

Ib. p. 176).

Ib. p. 195.

33 miracoli eucaristici di Naju, Ed. Segno, 2010, pp. 5-7

Ib pp. 8-9.

Ib. pp. 23-25.

Ib. pp. 107-109

Carta a Monseñor Volpi de agosto a septiembre de 1900